Las investigaciones han demostrado que recordarse constantemente todo lo que tienes que agradecer puede reportar notables beneficios tanto físicos como mentales. Así que, ¿por qué no convertir la gratitud en un hábito para toda la vida y aprovechar estos 4 beneficios de la gratitud para la salud, respaldados científicamente, que no conocías?
"Es imposible sentir estrés, ira o cualquier otra emoción negativa y aprecio al mismo tiempo", afirma Jesse Simpson, coach de desarrollo personal y bienestar de Ama La Vida Coaching, fundada en Chicago.
Un informe publicado en el Journal of Happiness Studies le da la razón. Destacando la relación entre los sentimientos diarios de gratitud y el bienestar, el informe señalaba que las personas que contaban regularmente sus bendiciones sentían reducidos los efectos negativos del estrés diario.
Simpson, ex marine y bombero estadounidense, afirma que incluso en las horas más oscuras de la vida es posible encontrar algo por lo que estar agradecido. "El hecho de que nuestros corazones latan espontáneamente y el sol salga es suficiente. Sin ninguno de los dos, no estaríamos vivos para vivir nada de esto".
Y sentirse agradecido por los latidos del corazón puede ayudar a que éste sea más sano. Robert A. Emmons, profesor de psicología de la Universidad de California en Davis y uno de los principales expertos en la ciencia de la gratitud, afirma que la mentalidad de una persona puede afectar en gran medida a la bioquímica del cuerpo, especialmente a los factores relacionados con las enfermedades del corazón. Sentirse agradecido por la vida, dice, reduce el estrés y da una razón para relajarse. "La gratitud se asocia con niveles más altos de colesterol bueno (HDL), niveles más bajos de colesterol malo (LDL) y una menor presión arterial sistólica y diastólica, tanto en reposo como ante el estrés".
Otras investigaciones se basan en estas pruebas. Por ejemplo, el estudio GRACE (Gratitude Research in Acute Coronary Events) de la Facultad de Medicina de Harvard demostró que los pacientes que practicaron la gratitud en las dos semanas siguientes a un episodio coronario agudo tenían el corazón más sano que los que no lo hicieron.
Y el Greater Good Science Center de la Universidad de California en Berkley también reveló que en un estudio de 185 pacientes cardíacos, los que tenían una "disposición más agradecida" tenían menos inflamación sistémica.
La gratitud también está relacionada con una mejor calidad del sueño. Investigadores de la Universidad de Manchester (Inglaterra) estudiaron a 400 adultos para medir los efectos de tener pensamientos de gratitud justo antes de acostarse. Descubrieron que los que se concentraban en pensamientos positivos de gratitud se dormían más rápido, más profundamente y durante más tiempo que los que contaban ovejas en lugar de sus bendiciones.
"Cultivar sentimientos de gratitud es la mejor manera de terminar el día", dice Simpson. "Antes de caer rendido, cambia conscientemente tu enfoque hacia todas las cosas que van bien en tu vida y en el mundo. Es demasiado fácil dejarse atrapar por los dramas, los juicios, los fracasos, los remordimientos, las preocupaciones y la autoconversión negativa."
También nos recuerda que "mientras dormimos, el cerebro está procesando todos los recuerdos y experiencias del día. Al reflexionar sobre lo que agradecemos antes de dormirnos, estamos atrayendo más cosas por las que estar agradecidos mañana también."
Se ha dicho que una "actitud de gratitud" suele animar a la gente a aceptar el status quo. Emmons no está de acuerdo. En un estudio de 2011 realizado con su colega Anjali Mishra, señala que, en lugar de la pasividad, la gratitud aumenta el "esfuerzo por alcanzar objetivos".
En el estudio se pidió a los participantes que hicieran una lista de los objetivos que querían lograr en los próximos dos meses y luego se les asignó al azar llevar un diario de gratitud, anotar reflexiones en torno a sus problemas cotidianos o seguir ejercicios de escritura neutrales. Al final del estudio, los integrantes del grupo que llevaba un diario de gratitud fueron los que más avanzaron hacia sus objetivos durante el periodo de dos meses.
Así que, ¿por qué no comprometerse a convertir la gratitud diaria en un hábito? Tanto Simpson como Emmons sugieren llevar un diario de gratitud o, si escribir no es lo tuyo, simplemente tómate un tiempo cada mañana o noche para pensar un poco en lo que estás agradecido, dice Simpson. Al fin y al cabo, unos momentos recordando por qué es bueno estar vivo, pueden hacer que esa vida sea mejor, más brillante y más saludable.